A modo de introducción para esta fiesta en que celebramos el 37 º aniversario de la Fundación de este querido Monasterio, fecha en que se implantaba la Regla de San Benito para una nueva familia benedictina femenina en Chile, quiero expresar nuestro amor a la Regla que profesamos  en nuestra Vida Monástica, leyendo parte de una carta del Padre Odilón Cunnil, monje de Montserrat, que les escribió a las siete fundadoras, 14 días antes del día de la fundación en ese 8 de Abril de 1983, que cayera ese año en un viernes de Pascua. Creo que  está carta es una joya e interpreta nuestro sentir.
Les dice así:

“Salvando la primacía de cuanto hace referencia directa a Dios, desplegad todas vuestras posibilidades en favor de la iglesia local y de sus necesidades… Cada una aporte a la vida del monasterio con alegría y espíritu de servicio lo que es don de su ser personal, lo que posee como carisma propio. Todo hace falta para que el impulso fundacional siga robusto y fuerte y verifique en su complejidad cuánto requiere la existencia del Monasterio. Sed abiertas a todo sin evaporaros en la multiplicidad de los asuntos y negocios materiales. Os piden una presencia de testimonio? Que este sea, dentro de su modestia, transparente e inteligible. Os imploran servicio eclesial o humano? Que vuestra colaboración se inspire en el ejemplo de Cristo. Os ofrecen unos terrenos para vuestro sustento? Haced que rindan al máximo y que produzcan para vosotras y para los demás. Y que el monasterio sea un centro de acogida, de reencuentro de los espíritus, de sosiego para todo el mundo y de amparo especial de los más pobres en vida cristiana y humana o en recursos materiales. Convertir el monasterio en un remanso de paz, de comprensión, de Vida sobrenatural y de caridad. Es mucha la responsabilidad que asumís; muchos ojos estarán fijos en vosotras. Que vuestro ejemplo impregne toda la región del buen olor de Cristo “PARA QUE EN TODO SEA DIOS GLORIFICADO”.
M. Alejandra Izquierdo