El día 8 de Septiembre, fiesta de la Natividad de la Virgen María, la Comunidad celebró con alegría los 25 años de Autonomía del Monasterio, día en que es erigido como Monasterio independiente de la Casa Madre: el Monasterio de San Pelayo en Oviedo, España. La fecha escogida de la autonomía tiene además un significado especial para las fundadoras, pues en esas tierras se celebra también a la Virgen de Covadonga, Patrona de Asturias, y a la que popularmente se le llama, «Santina».

Para la celebración contamos con la presencia de nuestro Obispo de Rancagua, Mons. Alejandra Goic, quien presidió la Eucaristía, así como también de la Madre María Teresa Álvarez Palacios que fuera Abadesa entonces en el
Monasterio de San Pelayo. Madre María Teresa permaneció con nosotras alrededor de 20 días, en representación de toda su comunidad.

Palabras de Madre Isabel, fundadora y Priora emérita, al introducir la liturgia de ese día:

«Hoy celebramos el Nacimiento de la Virgen María, adoremos a su Hijo, Jesucristo, el Señor. Sí, hoy estamos de fiesta, fiesta de Santa María ¡tan presente nuestra Santina! Y fiesta del Monasterio. Por eso con gozo nos reunimos en este amanecer para alabar y dar gracias al Señor por los 25 años de la Autonomía del Monasterio.
El Papa Francisco nos dice que “recorrer la propia historia es alabar a Dios y darle gracias por todos sus dones”. La historia del Monasterio se funde con nuestra propia historia, la historia de la Comunidad, pues juntas fuimos tejiendo con gozo y amor, y también con sufrimiento esta andadura de 25 años, que se une a la etapa fundacional,las raíces de donde brotó esta savia. Historia animada y llevada por la mano Providente y Misericordiosa de Dios que fue haciendo, y sigue haciendo, su obra con instrumentos inútiles, pero abiertos a su querer.
¡Alabanza y acción de gracias a  ti Señor por todos los dones y beneficios en favor nuestro!
Nuestro agradecimiento hecho oración por todas las monjas capitulares de San Pelayo que dieron su sí para hacer posible la fundación de este Monasterio, con un memento especial para Madre Amparo. Y gracias también a las que, llegada la hora, dieron su sí para que la Comunidad diera el paso a la mayoría de edad. Hoy están todas representadas aquí en la persona de Madre Mª Teresa a quien tocó en aquel momento presidir y dar con generosidad vida propia a este retoño del vetusto tronco del Monasterio de San Pelayo. Sí gracias, M. Mª Teresa y en ti gracias a toda la Cdad. de San Pelayo. Que este día de fiesta de acción de gracias acreciente nuestra comunión.
Y que la certeza de que el Señor ha estado grande con nosotras, nos afiance en el deseo de responder con fidelidad a lo que el Señor y esta Iglesia de Rancagua esperó y espera de esta Cdad., y nos ayude a seguir con paso firme peregrinando hacia la vida eterna en la cual nos precede la Virgen Madre como signo seguro de esperanza y de consuelo.
Unidas siempre a los gozos y esperanzas, angustias y sufrimientos de los hombres nuestros hermanos. Así sea.»